Tomando en cuenta las
consideraciones previas, los índices encontrados deben tomarse cuidadosamente.
Pensamos que hay que corroborarlos en trabajos posteriores donde se incluya el
tipo de violencia física, emocional y sexual; las modalidades de cada tipo de
violencia, por ejemplo, si es golpeada con objetos, el puño, puntapiés o se
insulta y veja verbalmente a la mujer; la frecuencia, la identificación de las
características sociodemográficas de los individuos que ejercen violencia
contra ella; el proceso que conduce a ésta y que favorece su ciclicidad; la
contextualización social, económica e ideológica que pone en desventaja a la
mujer en relación al hombre en nuestra
sociedad y se reproduce en la familia, etcétera. Todos ellos son solamente
componentes del complejo proceso de la violencia que requiere ser investigado.
La evidencia mostrada sobre la
violencia a la que está sujeta la mujer en Jalisco, nos hace pensar que ésta no
es privativa de dicha entidad, sino que muy probablemente es un fenómeno
compartido por grandes grupos poblacionales de mujeres en toda la República Mexicana.
En este sentido sería conveniente iniciar estudios multicéntricos que compartan
la misma metodología para contar con información comparativa. La recuperación
de la experiencia de las organizaciones que
prestan servicios a las mujeres que sufren de violencia es trascendente, ya que
son centros potencialmente receptores de la información generada para ser
transformada en servicios directos hacia la población femenina. Con ello podría
cerrarse un ciclo de prestación de servicios, necesidad de conocimientos,
generación de información, análisis y nuevamente prestación de servicios.
Una de las primeras cosas que la mujer abusada debe
hacer para frenar el maltrato es el comprender la naturaleza de un matrimonio
estable. El maltrato verbal y físico no son parte de un matrimonio bien
avenido.
El abuso contra la mujer sólo se produce en un
matrimonio donde las cosas no están marchando con normalidad. Si una mujer es
maltratada por su esposo, debe comprender que tal situación es una aberración
de la idea del matrimonio. Tampoco es cierto que el destino de la mujer
casada deba ser el de “aguantar” al marido.
Todas esas ideas, sin fundamento, sólo contribuyen a
que la mujer tenga una idea distorsionada sobre el matrimonio, que le impide
reconocer las cosas que están mal con su pareja. Así que, una vez más, el
maltrato no es normal.
Otro elemento importante en la solución al problema
del maltrato es el recordar que el abuso sigue un ciclo definido cuyas
principales características hemos descrito en otra ocasión.
Dentro del ciclo del maltrato existe la etapa del
remordimiento, durante la cual el abusador muestra arrepentimiento por haber
maltratado a su mujer y pide perdón ofreciendo cambios para el futuro.
Pero esta etapa no es más que el inicio de un nuevo
ciclo que terminará en una nueva expresión violenta.
Si la mujer no comprende que tal remordimiento es
solamente parte de un ciclo de maltrato, puede inclinarse a alimentar la
esperanza de un cambio en la conducta de su esposo y esperar que “esta vez
sí” las cosas cambiarán.
Obviamente, se debe dar al marido la oportunidad de
demostrar que su arrepentimiento es sincero y esperar muestras de un cambio
real. Pero, si sus palabras no son más que la expresión de una resaca de la
violencia de la noche anterior, la mujer debe comprender que no debe
continuar confiando más en sus palabra y debe pasar a tomar otro tipo de
medidas para solucionar su problema.
De ahí que sea tan importante que la mujer
maltratada pueda conocer la naturaleza de su problema con el fin de poder
reconocer aquellos elementos que pueden ser engañosos a la hora de decidir
hacer algo por solucionar el problema.
Siendo el maltrato de carácter privado, es la mujer
abusada quien debe tomar la iniciativa en la búsqueda de una solución y esa
solución debe comenzar por un reconocimiento que existe un problema real con
el conjunto de síntomas que le son inherentes.
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Las víctimas del
maltrato deben de entender las distintas fases del maltrato para no caer en la
trampa del maltratador y poder encontrar una solución.
¿Cuándo empieza
realmente el maltrato?
Muchas veces al ver las noticias
sobre la violencia de género nos sorprendemos y nos preguntamos cómo es posible
que se llegue a determinados extremos o por qué llegan a tolerar las mujeres un
trato tan salvaje durante años.
La clave no está en los últimos
años de la relación de pareja, sino en los primeros años. Antes de llegar a un
maltrato fuerte o incluso peligroso, el maltratador suele empezar siempre con
un maltrato psicológico sutil que mina la autoestima de la víctima y la anula
convirtiéndola en una persona insegura, muchas veces sin apoyos externos,
miedos y realmente bloqueada ante cualquier acción.
Signos de maltrato
Es necesario saber identificar
todo lo que es maltrato ya que cogido a tiempo no da lugar a situaciones
horribles de convivencia, ni desde luego a situaciones peligrosas. A nivel
psicológico se considera maltrato.
·
Insultos.
·
Infravalorar a la persona o la opinión de la persona,
especialmente si es en público.
·
Faltas de respeto.
·
Comentarios vejatorios contra el género femenino.
·
El maltrato también incluye las críticas a la familia
de origen de la persona, a los padres y hermanos.
·
Control excesivo sobre todo lo que hace o deja de
hacer, con quien habla y lo que hace en todo momento.
·
Exigencia de exclusividad, es decir, no permitir que
tenga amistades o relación con nadie más que no sean ellos, lo cual implica a
la larga un aislamiento social.
·
Comentarios negativos sobre el físico de la mujer, por
ejemplo: “Estás muy gorda, así nadie te va a querer”, o “eres fea, no sé por
qué me fijé en ti” también implican maltrato.
Maltrato psicológico
para bajar su autoestima
Todo esto tiene un único objetivo
como decíamos antes, que es minar la autoestima de la víctima, y de hecho así
se consigue por lo que cuando se pasa a la parte física, no se sabe cómo
reaccionar o incluso se es muy dependiente del otro personal o económica y
socialmente.
Con la agresión física pasa igual
que con el maltrato psicológico, no se suele pasar de un insulto a una paliza,
sino que suele empezar siempre con pequeñas agresiones que no deben ser
toleradas y deben ser tenidas en cuenta como alarma de lo que podría suceder
con el tiempo y que son:
·
Empujones.
·
Zarandeos.
·
Pellizcos dolorosos.
·
Una bofetada.
·
Golpear o lanzar algún objeto de forma violenta
mirando a la persona, como queriendo indicar que “golpee la puerta por no darte
a ti un puñetazo”.
·
Tirones del pelo.
·
Collejas
·
Forzar o presionar para tener un acto sexual.
Son gestos de violencia que rara
vez dejan marcas físicas, y que empiezan siendo puntuales pero que con el
tiempo van a más y derivan en palizas. No hay que olvidar una cosa: que una vez
que se ha saltado la barrera del respeto que una persona debe tener a otra,
cualquier cosa puede ocurrir, ya no hay marcha atrás y con el tiempo el
maltrato irá a más.
Proceso del maltrato
El maltrato suele ir envuelto de
una trampa cíclica en la cual suele verse envuelta la víctima sin apenas darse
cuenta, como una mosca atrapada por una araña.
El proceso del maltrato suele
constar de cuatro fases, que son:
·
Incubación y tensión: es
cuando el maltratador parece que empieza a acumular tensión, no salta, pero se
le nota tenso como que todo le molesta o está alterado, y no siempre tiene que
ver con su pareja, puede ser por cualquier cosa, de mayor o menor importancia
en cualquier otro aspecto de su vida que no sabe manejar.
·
Explosión: es
cuando finalmente esa tensión sale en forma de violencia del tipo que sea
(según la fase en la que se encuentre), bien con insulto, si hablamos de
maltrato físico, o de violencia física en el otro caso.
·
Arrepentimiento: suele
obtener consecuencias de sus actos, como que la víctima no esté tan afectiva, o
esté algo bloqueada, o incluso que se plantee el dejarle, pero entonces
recuperan esa forma de ser seductora y encantadora del principio de la
relación. Juran que no volverá a pasar, que en el fondo han perdido el
control porque quieren a la otra persona, y se inicia la siguiente fase del
maltrato.
·
Luna de miel: ahora
el autor del maltrato intenta compensar todo lo que ha ocurrido y es detallista
y cariñoso con la pareja. Logra durante una pequeña temporada que todo marche
bien, hasta que algo sucede y se vuelve a la primera fase del proceso.